24 ene 2007

Un par de poemas de un poeta de fuelle, Otoniel Guevara (Quetzaltepeque, 1967), una de las voces más poderosas de Mesoamérica. Salud y luz desde aquí.


PENA

Este día me levanté desmesuradamente tarde
Me vi las manos
Revisé mi esqueleto
El horizonte no tenía sentido
El sol quemaba los techos de las casas
En la calle
ni los perros ni los panaderos quisieron relatarme
de qué manera murió el amanecer

(De
No apto para turistas, 2004)


***


NO APTO PARA TURISTAS

Qué escalofriante el infierno del que ama
Macabra
su noble efervescencia de condenado

Enfila alegremente hacia el suplicio
Entrega el corazón lleno de alas

Sus ojos se extraviaron para siempre
contemplando la belleza
de un paraíso
tan solo prometido


(De No apto para turistas, 2004)

17 ene 2007


Luego de un mes de ausencia he vuelto. Me es imposible mantener este sitio cada semana, mucho menos diario como algunos practicantes consumados del quehacer bloguero. Actividad demandante, también requiere de mucho que decir y poco pudor para expresarlo. Y digo pudor, pero igual digo autocrítica e introspección ahondados. Sugiero menos digresión verbal, menos cascadas vanilocuentes y más palabras sustanciales. Demos paso a la metáfora, desterremos la hipérbole. Hablemos de lo verdaderamente importante: la moneda pulida por el paso del tren una tarde cualquiera, el joven de mirada-niña manifestándose en contra del estado de cosas que le impide comer tres veces al día, las diminutas flores amarillas crecidas entre los adoquines y la memoria, las manos que, recorriéndolo, reinventan el otro cuerpo al que pertenecen.

Expresemos entonces. Como nos sea posible, como nos salga. Que la página dé paso a la siguiente y que, si nos olvidamos de nosostros mismos, la vida nos resigne (nuevo signo y significado) por completo y sin remedio.

He vuelto, aseguré arriba. Aún no lo tengo cierto, ya veremos dijo un ciego. Adiós entonces y continuemos leyéndonos.