28 oct 2006

Solicitamos la difusión de lo sucedido y por acontecer en Oaxaca durante las horas y días próximos. Les solicito con vehemencia que a todos sus contactos envíen una alerta o un S.O.S. respecto al presumible ahogo del movimiento social. Una ocupación milico-policial que dadas las circunstancias sería (¡¿cuándo no lo son?!) cruentísima. Sólo imponiendo estado de sitio por días y suspendiendo las garantías individuales podría el “gobierno del cambio” contener la insurrección oaxaqueña: no se trata de un grupo minoritario ni mucho menos, ni de criminales (como sí las policías al servicio de Ruiz Ortiz y colaboradores). Somos ciudadanos comunes, ordinarios, de todos los sectores de la sociedad oaxaqueña, que organizados y participantes pensamos que la injusticia y corrupción deberían desterrarse del actuar de las instituciones del país, que pensamos que cuando un gobierno abusa del poder puede ser, si la mayoría así lo decide, destituido.

Para campañas represivas en contra de movimientos ciudadanos sí hay recursos, por qué no así toda la fuerza del Estado para alfabetizar y llevar los servicios de salud a todas las esquinas del país. Ante la llegada de miles de polimilicos de la PFP (y los más que consideren necesarios) al aeropuerto local no podemos callarnos, no podemos esperar a que sus operativos limpios y quirúrgicos nos salpiquen de oprobio y tejido hemático para manifestar nuestro repudio.

En fin, sin distraerlos más. Confíemos en no festejar “Muertos” del modo más amargo y crudo imaginable. Atentos a Oaxaca, no se olviden , no olviden.

¡No a la militarización de Oaxaca!

¡No a la masacre, ni encarcelamientos ilegales, ni violaciones a las garantías constitucionales!

¡No a la indiferencia cómplice!

¡Por la paz sin el señor Ruiz Ortiz, sicarios y anexas de Oaxaca!

Desde la incandescencia, desde "la ville mexicaine rebelle" según Le Monde, Oaxaca de Juárez, México.

28 de octubre de 2006.

De

http://oaxacadiario.blogsome.com

25 oct 2006

ATENTOS A OAXACA

Como conjuro, como advertencia, en contra de la latente represión, en contra de la masacrede oaxaqueños, esta desarmante creación naranjesca (aparecida en Proceso):


24 oct 2006

"Creas la palabra y en cierta forma la palabra, al encontrar su propia vida, te mira obstinada, con descaro, y la mayoría de las veces te derrota."

"Cuando no puedes escribir, te sientes desterrado de ti mismo."

Harold_Pinter (1930)

16 oct 2006

FRAGMENTOS PIZÁRNICOS (compartiendo mis lecturas vastas y varias):

Mucho más allá

[...]

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues eso es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.

A. P. (1936-1972)
Oaxaca, entre la herida, las gotas sedientas y el insomnio.

Oaxaca como un suspiro convulso, anonadante; como quejido creciente; como silencio resonante.

Una mano, que habla y ahoga su silencio, acaricia los labios rotos de la oaxaca averbal, de la oaxaca incendiaria. Hastío.

Azules inflamados, inabarcables. Luz que nos nombra y arrebata. Aves mudas iluminan la llaga morada y tibia, posadas entre tejas y hojas desvanecientes.

Oaxaca como una lenta e inmemorial demolición.

Oaxaca a la sombra de sí misma, no espera. Insurrecta, busca entre la sequedad de lodo el borde del alba.

Oaxaca ebulle, desde mis plantas hasta mi lengua, violentamente trilce.
César Aira, uno de los autores más inclasificables y (aún) sorprendentes, combina con facilidad pasmosa la digresión contundente con la ironía voraz, la autocrítica constante y la prosa pulida y sencilla. Desde sí mismo, un fragmento airoso del narrador argentino:

"¿Pero para qué sirve escribir buenos libros, o cultivarse, o descubrir verdades nuevas? Contribuir a la construcción y acumulación del saber es colaborar con el poder, ya que el poder recuperará inevitablemente ese saber para usarlo con sus propios fines, de dominación y sojuzgamiento."
De Cumpleaños (2001)

4 oct 2006

“Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. La posición neutral ayuda siempre al opresor, nunca a la víctima. El silencio estimula al verdugo, nunca al que sufre.”

Elie Wiesel

3 oct 2006

Sobre el desasosiego, el oprobio por venir (si viene) y la solidaridad


Por vivir inseguro, oscilando entre el hambre y el exceso, mata más animales de los que puede devorar, y maltrata y saquea a más seres humanos de lo que sería necesario. La manifestación de su poder lo es a la vez de rabia contra su penoso y angustioso estado: así, a continuación quiere pasar por más poderoso de lo que es, y por eso abusa a cada oportunidad: el aumento del temor que produce lo es de su poder (...) El poderoso busca por todos los medios aumentar la creencia en su poder.

Friedrich Nietzsche, El paseante y su sombra.

Oaxaca ni México merecen una masacre de civiles. El país no puede ser puesto en vilo por la obcecación y la soberbia irresponsables de un funcionario público que ya no gobierna ni sus delirios. La ciudadanía no debe pagar por la vanidad, estupidez, chantaje de un partido desmoronándose; no podemos permitir que se nos lleve al baile por la terquedad del grupo terrorista –bajo las siglas del PRI (o R.I.P)– en que se ha convertido el gobierno oaxaqueño en vías de extinción.

(http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/35523.html )

El movimiento político-social que busca la destitución del desgobierno oaxaqueño no es minoritario. No se concentra sólo en la ciudad de Oaxaca y zona conurbada, más de 25 alcaldías tomadas en todo el territorio lo desmienten. Decenas de miles movilizados y el triple o cuádruple en apoyo pasivo, más los que, aunque repudian a Ulises Ruiz y su quehacer, no participan por apatía, escepticismo o por disentir de los modos y medios de la lucha opositora encabezada por la APPO. http://www.geocities.com/oaxacaenlucha/?200623?200624?200630

Fue la misma ciudadanía vejada, harta de corrupción y abusos de poder la que se organizó y movilizó, primero, como reacción frente al exceso de fuerza del 14 de junio, cuando la policía estatal, en su torpe incursión en el centro histórico de Oaxaca, terminó desalojada por maestros, estudiantes, ciudadanos comunes (después se tendrá que contar las múltiples historias de mucha gente que a lo largo de esta movilización ha aportado algo o participado de algún modo para la desobediencia civil). Recordemos que la marcha más multitudinaria (28 de junio) en la historia oaxaqueña contó con cerca de 500 mil personas (tampoco los 800 mil que creyeron los organizadores). La última marcha (1 de septiembre) estuvo cerca de los 200 mil, cifra notable, pues la campaña del miedo y desgaste del movimiento estaba ya en una de sus primeras cimas.

Esta ciudadanía aprovechó la capacidad de organización y lucha del magisterio disidente para aglutinarse y configurarse como movimiento político, cuyo motor es la salida inmediata e incondicional del gobernante denostado. Demostrada en innúmeros casos su impericia para gobernar y su habilidad voraz para el saqueo y el autoritarismo, Ulises Ruiz Ortiz tuvo el acierto de unificar a un número insoslayable de oaxaqueños en su contra.

Dicha movilización social ha carecido de la madurez y la sagacidad de convertirse en un movimiento verdaderamente democratizador. Tal vez sea mucho pedir. Se corroboran, entonces, los estadios primarios del proceso democrático que vive Oaxaca: su gobierno refundido en un priismo de los años setenta, una clase empresarial y gobernante afincada también en los vicios y corrupciones de sociedades caciquiles (protodemocráticas). Aun cuando se ha logrado la catalización de la inconformidad social y una participación muy activa, la APPO y el magisterio no han logrado atraer masivamente (ni sabido ser del todo incluyentes) a las clases medias, ni a un número mayor de comerciantes, empresarios, o sectores como el de artistas e intelectuales... Algunos de sus discursos radiales maniqueístas entre buenos y malos, entre nosotros los pobres, ustedes los ricos (en la misma lógica polarizadora de la campaña electoral de FelIFE Calderón) han disuadido a muchos de apoyarlos decididamente. Error craso, pues, eso sí es innegable y constatable, la mayoría de los oaxaqueños, incluso la quinta parte que votó por él hace dos años, lo repudian. Ya los historiadores y politólogos harán sus reflexiones sobre el inédito caso oaxaqueño: a sólo año y medio tomar posesión, un gobierno en el mundo genera la reprobación casi total de la ciudadanía. No olvidemos cómo el 2 de julio el PRI ha pasado a segunda fuerza en este estado (y tercera en la capital).

A pesar de todo ello, y por la dimensión de la crisis padecida, se trata de un proceso histórico insólito, sin parangón en la historia reciente. Los años lo definirán, pero estos meses de insurrección pacífica, desde su primitivismo, aciertos pocos pero determinantes y errores más de los deseables, ha buscado a tientas que la voz de los sin voz sea vindicada y decisiva. Eso ya es un avance, una madurez encomiable. En resumen, lo acontecido dejará una impronta imperecedera en la vida social, política, cultural de Oaxaca y México.

Hablar de Oaxaca se ha vuelto necesario, hablar desde Oaxaca se tornó imperativo. Oaxaca es ineludible. Cómo pretenda dar cauce el gobierno federal al conflicto oaxaqueño depende en gran medida la propia viabilidad y estabilidad inmediatas y mediatas del país. Reiteramos: el “uso legítimo de la fuerza del Estado” nunca, jamás es opción de nada, salvo de pirómanos y regímenes ciegos y torpes. Oaxaca es Oaxaca con su complejidad social, política, cultural, histórica. Pensar que con cinco o diez mil poli-milicos acallarán “quirúrgicamente” la resistencia civil parte de una simplificación pasmosa. Repetimos: Oaxaca no es Atenco ni Lázaro Cárdenas. ¿Cuántos muertos ya tienen calculados para que la gente ahogue su descontento, su memoria, su resistencia? Si en Atenco fueron dos muertos para 700 personas, ¿cuántos planean para los miles de violentos y radicales oaxaqueños? ¿Cien, doscientos, quinientos? Tlatelolco podría palidecer de llevarse a cabo la ignominia gubernamental, con sus habituales excesos y negligencias.

¡Bravo México, por buena senda! En las postrimerías del gobierno del cambio, y luego de las elecciones más limpias de la historia mexicana (Roger Bartra dixit), el tejido hemático de oaxaqueños podría empapar indeleblemente el vestido nuevo sexenal de la muy madura democracia mexicana...

(http://oaxacadiario.blogsome.com/2006/09/27/dos-columnas-desoladoras-de-el-universal/)

Campaña mediática de linchamiento y desinformación prepara el terreno para la opción represiva de la crisis oaxaqueña

Ulises Ruiz, ese ilustre oaxaqueño

Carlos Marín, siempre lucido (que nunca lúcido)
en un programa de Televisa

Desde finales de agosto hasta hoy, desde que Oaxaca pasó de problema menor al sur del país a prioridad nacional luego de la ratificación del ahora presidente electo, los medios radiotelevisivos emprendieron una campaña muy agresiva de desinformación. Dicha campaña ha propiciado ignorancia e incomprensión inmensa en cuanto a las realidades oaxaqueñas que se condensaron y explotaron en este conflicto sociopolítico. En cadena nacional aparece sólo la nota roja de lo mucho que pasa a diario. Sólo han dado cabida a los actos vandálicos adjudicados, la mayoría de las veces sin fundamento, a la APPO: que han quemado camiones, que si destruyeron el edificio de la Cámara de los diputados, que si roban negocios, que si desnudaron a no sé quien, que si cobran peaje y demás falsedades (no que no hayan ocurrido pero la mayoría de los oaxaqueños sabe que los responsables de estos y demás actos de vandalismo son los sicarios, porros y grupos de choque del gobierno estatal – o sea, la mencionada guerrilla urbana– comandados por Ulises Ruiz Ortiz, alias cianURO, Aristeo López, Heliodoro Díaz Escárraga, Lino Celaya Luria y Jorge Franco Vargas, alias el chucky). (liga a mi artículo sobre los actos vandálico en contra de la res)

Los analistas e intelectuales orgánicos peroran, vanilocuentes, en cuanto micrófono detentan sobre el mal precedente que sentaría la dimisión del gobierno oaxaqueño. Que si cae uno caerá el otro. Vaya, parecen anunciarnos que el gobierno de Felipe Calderón contendrá los mismos desatinos, los similares grados de corrupción y descomposición política, autoritarismo y errores reiterativos que el gobierno de Ulises Ruiz, verdaderas causas del movimiento social que exige su salida.

Los actos de provocación gravísimos del domingo pasado (24 de septiembre) han precipitado el linchamiento mediático del movimiento. El gobernador apareció unos quince minutos en el parque el Llano para tomarse la foto, comer una empanada de amarillo y luego huir, siempre rodeado de decenas de policías disfrazados (después declararía que estuvo durante cuatro horas caminando por el centro de la ciudad –ja, ja, ja). Como un paso más en la criminalización de la insurrección ciudadana, Televisa, Tv Azteca, El Reforma y Milenio hablan falazmente de un intercambio de balazos, cuando testigos presenciales vieron disparar a los policías de civil desde las azoteas del bellísimo claustro de Santa Catarina de Siena, ahora en manos de una cadena hotelera (Camino Real). En dicho hotel se sospechaba la presencia del gobernador: resultaron estar sólo un periodista Ricardo Rocha y el priista facineroso Bulmaro Rito Salinas, el presidente de la Cámara de diputados local (el mismo que ha solicitado la presencia de la fuerza pública nacional). Vuelco ominoso en el desarrollo de los hechos. Infiltración de policías y porros dentro del movimiento social, que ya da evidencias de desbocamiento e irritación. A la par, la perversidad gubernamental ha aumentado. En su desesperación ya no sabe qué inventar, cómo detonar la violencia, cómo intimidar, cómo seguir achacando sus acciones terroristas y vandálicas a miembros de la APPO, para desacreditar, descalificar al descontento ciudadano organizado. Y precipitar y justificar la irrupción de las fuerzas federales policiaco-militares.

Como comentara Simone Weil en un ensayo, que bien cabe aquí, en Oaxaca anda “una máquina para fabricar la inconsciencia, la necedad, la corrupción, la debilidad y, sobre todo, el vértigo”.


Escenarios probables

*Destitución del gobierno en turno, sea por renuncia o licencia (lo más seguro).

*Represión ejemplar, escarmiento en cadena nacional de la resistencia civil oaxaqueña. Luego, entonces, por los excesos cometidos, la salida de Ulisis Ruin. Y evitar el desbordamiento de las aguas, con este triunfo del movimiento ciudadano pero antes cruentamente castigados, pa’ que vean que con el gobierno no se gana por las buenas, así na’más.

*Represión feroz, dimisión del gobernador, la gente, a pesar de los muertos y heridos y detenidos y de la suspensión de garantías individuales, sale a las calles y no es asfixiada la protesta, la insurrección.

*Y hasta después la necesaria e insoslayable reconciliación y reconstrucción social, económica, política urgentes.


Epílogo: la caminata de la dignidad resplandeciente

Mientras tanto, cinco mil marchistas (y los que se han ido uniendo) se acercan a la semilla, al centro del país, al Senado de la República, al Templo Mayor, al zócalo de la ciudad de México. Exigen lo imposible, imaginan lo deseable: que el gobierno deje de ser fuente de abusos y respete la voluntad ciudadana cuando pide justicia. De esa sociedad que decide desobedecer cuando su voz no es escuchada por la vía institucional.

La marcha avanza mientras la insensatez aún priva. La marcha avanza y la solidaridad se desborda, aparece en cada recodo del camino, en cada pueblo visitado, en cada mano que saluda, abrasa y ofrece agua, fruta y luz. Según las notas periodísticas la solidaridad poblana no ha sido excepción, los caminantes son recibidos con vítores, aplausos, cohetes infaltables, comida al por mayor. Las sospechas negativas han fracasado, Puebla ha comprendido la lucha oaxaqueña y participa con lo que pueden.

En camino a Cuautla, Morelos, probablemente estén bajando al valle de México hacia el 4 de octubre, donde el otro Oaxaca los abrazará en Chalco y Ciudad Nezahualcóyotl. En tanto, la Oaxaca de las barricadas atenta a sus emisarios, la caminata necesaria, dignísima, atenta a los acontecimientos en Oaxaca y la represión en ciernes. En tanto, la vida va, la ignición social alumbra el sur de México, invitando a los demás a asomarse y verse a la cara en el espejo de las plantas de los pies de esta prolongada y fatigosa pero luminosa marcha en pos de la democracia, la justicia y la reconstrucción oaxaqueña. La autodenominada columna juarista continúa su avance...

Sin más que confiar en la prudencia, sensibilidad y lucidez de quienes deciden entre la violencia institucionalizada o no.

Nos despedimos, confiando en la sensatez del gobierno federal: no a la represión institucionalizada, por más quirúrgica que sea...¡Por la salida incondicional e irremediable del señor Ruiz Ortiz de Oaxaca!