29 ago 2008

Comentario (con sueño breve) de agosto

Acabo de despertar luego de sueño intranquilo. Mi hermano, una amiga suya y yo ibamos a nuestra casa al norte de la ciudad de Oaxaca. Nos topábamos con uno de los retenes de policía ilegales que se han multiplicado últimamamente por la política represiva del gobierno en turno. Por supuesto que nos detenían para revisar el coche. Una horda, sin la orden respectiva, nos obliga a bajarnos del coche sin ni siquiera explicarnos los motivos ("por el operativo tal, haremos una revisión de rutina"). Ya saben, todo sea por la seguridad de los ciudadanos. Violación clarísima de los derechos elementales. No sé cómo, caprichos oníricos, se desentienden de nosotros y aprovechamos la confusión para huir, temiendo que nos lanzarán una ráfaga de balas al "no haberse detenido tras las indicaciones de la autoridad". Por suerte, el sueño no se tornó doblemente pesadillesco.

Despierto. Hago mi recorrido habitual por los titulares de los periódicos, alguna que otra editorial digna y el panorama no es muy distinto. Todo bajo la banda sonora de 2046, la película de Wong Kar Wai retrofuturista. Dónde, cómo, cúando estoy. No importa, las preocupaciones y obsesiones humanas no han variado mucho. Tampoco su estulticia nefanda. Mientras tanto seguirán perorando que la disuasión polimilica es la solución, cuando hasta por las hormigas es sabido que las razones profundas del crecimiento delincuencial en el país (en cualquiera) es la corrupción de todos niveles, la red de complicidades (una policía mediocre y gobiernos corruptos), la impunidad y la injusta distribución de la riqueza que hace que sectores desfavorecidos sean carne de cañón de mafias y criminales. En fin, para qué reiterar.

¡Felices sueños!

Copilco, Ciudad de México. Agosto 2008.