25 ago 2008


Del hombre que cae en ocho estaciones.
Sobre
Arrastrar esa sombra de Emiliano Monge
Juan Pablornz

No es el tiempo lo que hace falta, es todo aquello que se extingue sin haber sucedido
E.M.


Libro insólito dentro del panorama de la nueva narrativa mexicana plagado de intentos fallidos. Reunión de cuentos inteligentes que remueven a quien cae en ellos. Ahí se erige un mundo enrarecido donde los personajes se enclaustran en periplos de la conciencia, el trastocamiento de la realidad es natural y ese arrastrar constante de la sombra se impone. El silencio imposible de la ultralucidez. Al terminar el libro advertiremos que pertenecen a la misma esfera y tempos narrativos, los ambientes son similares, los personajes, siendo otros, son acosados por las mismas obsesiones y delirios.

"Gira la llave y empuja la puerta, qué hace en su casa. Una bola de grasa le duele en el párpado, es por eso que ha vuelto. Repite en silencio la orde, no quiere olvidarla. Reluce la cabeza acerada de la daga, celeste es el quemado metal que perfora la carne. Con los dedos en cuenco refresca su rostro, el agua está fría. En el vidrio de la ventana bailan las sombras."

Más allá de que algún crítico le ha reprochado usar una claúsula gramatical al ‘peor estilo garciamarquino’, Monge logra piezas rotundas que se incrustan en cada lector. Laberintos que concurren todo el tiempo. Fuljo y reflujo de mareas textuales. El presente del indicativo constante dota a los ocho cuentos de un ritmo entrecortado y tajante, uso insólito dentro de sus pares actuales.

“Los hombres somos como los ermitaños, como esos crustáceos que buscan refugio en la coraza que alguien más erigiera, como esos cangrejos que sacrifican velocidad por guarida. El hombre camina en silencio. Como los animales que cargan su peso, que cargan en hombros su propia mazmorra. El sol cae a plomo. Entre las lozas de piedra crecen las lenguas del polvo. Esquivando transeúntes acelera sus pasos, adivina el andar de los otros. El azar se arrodilla en el imperio cotidiano, la costumbre es una espada envainada...” Esta cita ilustra las dos vertientes donde brilla esta ópera prima. Concentra reflexión concisa junto con enunciación. Y un afán incansable por describir el mundo, crear atmósferas y ritmos por medio de esa voz que nombra cada grieta en el piso, cada gota que escurre, cada encuentro y digresión acontecidos.

Los cuentos inquietantes de Arrastrar esa sombra nos deparan una estancia por una de las escrituras más prometedoras del ahora.

Emiliano Monge, Arrastrar esa sombra. Madrid: Sexto piso, 2007.