11 jul 2008


De injusticia tras injusticia: el país se desgaja de árboles caídos

Contextualicemos. Un señor, seguramente oscuro de tanto dinero, llega al municipio de un pueblo lejano al suyo. Ofrece ganancias pingües a quienes lo apoyen en su intención de poner un supermercado en medio uno de los pocos humedales que le quedan al lugar, un gran terreno baldío lleno de árboles, ranas y flores. Más de una hectárea donde durante décadas crecieron árboles, se recargaron los mantos acuíferos y se regeneró el aire. Convence a las siempre convencibles autoridades, engaña a las siempre ingenuas asociaciones de vecinos, y con ello dice contar con las autorizaciones en regla.


Entre que sí y que no, dichas autoridades emiten un "permiso parcial de construcción" un día por la tarde. Horas más tarde, en la madrugada, hordas de trabajadores de la empresa armados de motosierras, machetes, y retroexcavadores, bajan de camiones para acometer la infamia ya planeada. No es creíble que no haya colusión entre los que emiten permisos de obra y los que decidieron destruir el ecosistema, protegidos por la oscuridad y la voracidad.

Algunas voces (me) han dicho que por qué tanta alharaca por unos cuantos árboles, si hay depredaciones más graves ocurriendo a diario, si los alrededores del Parque Nacional Benito Juárez están siendo invadidos por la presión inmobiliaria que ha aprisionado a San Felipe del Agua, si vecinos incontables en inúmeras colonias de la ciudad talan, cortan y podan cuanto árbol obstruye la visibilidad de sus changarros o anuncios. Que si la labor infame de los talamontes de la Comisión Federal de Electricidad haciendo de las suyas por los sacrosantos cables. No comentaré de los otros comentarios obtusos respecto de la detonación de fuentes de trabajo que la empresa pudiera ofrecer a los vecinos. Por favor, los peor remunerados trabajos del mundo. Yo sigo pensando que los oaxaqueños y cualquier ciduadano del mundo merece opciones laborales dignas.


Estoy de acuerdo, no sólo condenemos actos como éstos si no también propongamos e impulsemos otras acciones urgentes para recuperar las áreas verdes de esta ciudad. Espacios que se requieren de modo urgente e insobornable. Pugnemos por un desarrollo económico y social justo, equilibrado que no implique destruir ecosistemas naturales para imponer un supermercado. Ese desarrollo ciego y devorador no lo quiero. No es sustentable, a la larga la pagaríamos caro si seguimos permitiendo poryectos voraces que no tomen en cuenta todas las impliciaciones y a todos los sectores sociales.

El desarrollo de la ciudad, del estado y el país debe basarse en otras lógicas y no en las del mercado que todo lo compra y lo paga, hasta las conciencias más lúcidas. En fin. Esperemos que los que dicen pensar en el bien del pueblo y de los otros, no sólo vean por el bien de los suyos y sus bolsillos.

En fin, abrazos y no más árboles derribados, !por favor!