Y es en la noche niña, en su apretado corazón
donde se abre ese jade.
Donde fluye y se entorna
ese jardín. Es en los ojos vivos
del jaguar de la noche:
un parpadeo es el sueño,
otro es la muerte que ahora canta
con acendrada suavidad.
Y su voz cadenciosa es un murmullo
de madre joven.
Toca su voz el filo
y el caudal de las cosas. Toca su sorprendido
corazón.
De Ese espacio, ese jardín, Coral Bracho.
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