2 oct 2007

2 de octubre (omnipresentes en la historia), in memoriam

Treintainueve años se cumplen hoy de la masacre de decenas (¿centenas?) de personas perpetrada por el Estado mexicano en contra de civiles que se manifestaban pacíficamente en Tlatelolco, una plaza del centro de la ciudad de México. Hoy lo recordamos con algunos fragmentos del poema de Mahmud Darwish abajo transcrito. Recordamos que no hay responsables juzgados hasta hoy. De la Historia, ni hablemos, ella (y nosotros) ya tiene su juicio. Ya sabemos quiénes son los tiranos, los homicidas, los ruines, aunque se oculten y se protejan con sus máscaras de televisión o antigases, son los mismos siempre. Su rostro turbio palpita tras sus escondrijos de neón. A casi cuarenta años de 1968, Oaxaca (hoy, sí, hoy) es vigilada por polimilicos desde aire y tierra por razones inconfensables.

2 de octubre hay muchos, como Tiannanmen y Aguas Blancas. Se repiten sin fin como ilimitada la inicuidad humana. En recuerdo y solidaridad de los sitios y masacres en curso: Gaza, Cisjordania, Basora, Kandahar, Birmania... No olvidemos Acteal, no olvidemos a los 27 muertos sin justicia de Oaxaca. También este octubre, un 27, hace un año, la milicia disfrazada de policía desembarcó –infectos chorros grises– en la ciudad de las barricadas, en la antigua Huaxyácac, en la hoy Oaxaca en suspenso.

No olvidemos, y menos, cuando helicópteros de guerra vigilan e intimidan a los habitantes de dicha ciudad al caer la tarde de un sábado (como durante la semana pasada). Abajo la gente camina, algunos escuchan poesía en la calle, otros voltean con azoro, otros más gritan su indignación pese al atronador rotar de aspas a veinte metros del suelo.

¡Abrazo solar!