28 jun 2006

Sugerencias cinetílicas y otras al vuelo

Los sucesos político-sociales de las semanas recientes distrajeron mis habituales invitaciones cinefílicoartísticomusicales . Acusada ausencia, además,  por una cartelera cinematográfica vacua y sin interés. No así en el ámbito de las exposiciones, algunos conciertos excepcionales y puestas en escena destacables. Por ejemplo, a lo largo de este año exposiciones como la de Thomas Glassford y su intervención total-izadora en el MUCA-CU, la de Francis Alÿs en San Ildefonso, la proyección completa de uno de las obras audiovisuales más peculiares de los últimos 40 años, Jonas Mekas en el Museo Tamayo, Demian Hirst, como primera muestra de una galería en la San Rafael, Maya Goded y su proyecto mercedario en Bellas Artes, o la colección fotográfica del Deutsche Bank, también en San Ildefonso, nos hablan de la riqueza de propuestas visuales en varios recintos de la ciudad de México (las tres últimas aún se exhiben).

            No así en la cartelera comercial de cine. Parece que hasta que pasen las elecciones, se decidirán los poco arriesgados distribuidores a presentar películas más atractivas. Sin embargo, esta semana pueden elegirse las siguientes películas, curiosamente, todas ya estrenadas en octubre pasado, durante el 3er Festival de cine de Morelia. {Entre corchetes el nombre mexicano impuesto}

 

Comme une image (Francia: 2004) {Miradas ajenas}, de Agnes Jaoui.

 

Melodrama incisivo a la usanza francesa: diálogos cítricos y sustantivos, humor negrísimo, personajes conflictivos y acomplejados mostrados en su plena humanidad. Una chica posadolescente que canta (o por lo menos lo pretende); un escritor de moda, su padre, que apenas la toma en cuenta; una mujer, maestra de canto de la chica, admiradora inconfesa del escritor mencionado; un hombre, escritor en ciernes, busca la proyección que aún no encuentra, esposo de la anterior. Sus proyecciones y vidas se tejerán en un entramado revelador. Todos conforman una superficie reflejante de nosotros mismos, dentro de la sociedad tadocapitalista actual.   Bien vale su par de horas. Sólo tres salas le abrieron espacio, se presume una muy corta estancia en la cartelera. De la misma directora de la sobresaliente El gusto de los otros (2000).

 

 

La historia del camello llorón (Alemania/Mongolia: 2003), de Luigi Falorni y Byambasuren Davaa.

 

Este relato cinematográfico es extraordinario por varias razones. Combina eficazmente su carácter documental con el tono de una fábula inmemorial. Filmada en pleno desierto de Gobi, asistimos a la vida de una familia nómada del siglo XXI, asistimos también a una secuencia inquietante (e involuntaria) del cine contemporáneo: el laborioso parto de un camello, que remite a la también memorable secuencia del ayuntamiento equino en Japón, de Reygadas. Sin duda, una de las propuestas más atípicas, bellas y afortunadas que puede ser vista estos días aciagos.

 

Grizzly Man (EUA: 2005) {EL hombre oso}, de Werner Herzog.

 

Aquí confluyen, más que en la anterior, el documental con la recreación ficcional. Un falso documental. Es decir, la representación de hechos reales en tono documental. La conocida historia del autodidacta experto en osos T. Treadwell que fue muerto junto con su compañera por uno de ellos en Alaska. La mano maestra de Herzog se palpa en cada cuadro. Cuenta con una fotografía excepcional y es un vigoroso retrato de las contradicciones del género humano frente a la naturaleza que comprende cada vez menos. Imperdible.

 

Dear Wendy (Dinamarca, et al: 2005) {Calles peligrosas  – ¡por favor! –}, de Thomas Vinterberg.

 

Filme desigual y sorprendente, constituye otra metaforización, a ratos excesiva, alrededor de algunos aspectos denostables de la sociedad estadounidense. En un pueblo minero venido a menos (desempleo, crisis social, pobreza) un grupo de adolescentes (auto)marginados decide fundar una sociedad secreta, una suerte de sociedad del rifle bucólica y decadente. La historia es contada a partir de las epístolas que el personaje principal le dedica a Wendy, su amada y amante arma personal…

Si sabemos que el guión fue escrito por Lars von Trier y dirigido por el director de Festen, no dudemos en hallar una reflexión enrevesada pero de gran carga irónica y agridulce. Una incursión cinematográfica sofisticada pero no del todo contundente, parece un divertimento al lado de obras mayores como Manderlay del propio Von Trier o Elefant de Van Sant.  Si ya no la hallan porque está en una sola sala de la ciudad (Lumiere-Telmex, metro Cuauhtémoc) espérenla en su videoclub favorito, chance en la Cine markteca Nacional.

Adelanto: El festival de verano de la UNAM ys inició su recorrido por varias salas (Julio Bracho del CCU, Cineteca Nacional, Cinematógrafo del Chopo, varios cinépolis).

 

Lo mejor es La muerte del señor Lazarescu (Rumania: 2005) de C. Puiu. Indiscutiblemente una de las películas más entrañables del 2005, seguramente uno de los pocos estrenos de gran envergadura durante este año. Tómenla en cuenta. Ya con más calma volveré sobre ella y las otras opciones destacables de esa muestra cada vez menos propositiva y más convencional.

 

Suyo

 

Juan Pablornz