11 jun 2009

La imposibilidad de escribir ha rodeado mi ser y hacer durante largos años. En los pocos cuadernos que mi flaqueante voluntad ha impulsado siempre empiezo con la misma perorata. No puedo escribir. Lo intento, en serio. Y más en serio, fracaso cada vez. No hay constantcia en mis ímpetus inciales, ni siqueira logro que perduren más allá de la primer exhalación.

El complejo Bartleby dirán. Justo leo a Vila-Matas y descubro que no estoy solo. Veo que mi perfil coincide con alguno de sus célebres mudos (in)voluntarios. Tal vez ni eso, sólo logro pergeñar unos teclazos. Nunca he sabido el origen de mi imposibilidad, de la afasia. Pero verán que es recurrente, ciertas temporadas aparece otras remite. Pero no escribo. Apenas leo.

Paseante cualquiera del NO. Del no saber, del no hacer. Sin ser. Sin cero.

Nada. Nadie.

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1 Comments:

Blogger Unknown said...

Entre la primera línea que escribes y la última que aún buscas: la blancura, el silencio de la búsqueda...


Saludos desde Chiapas.

16/6/09 22:43  

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