21 may 2007

Sobre el país en el linde del abismo, El Violín y la representación cinematográfica de un trozo de realidad

México profundiza sus contradicciones y crisis casi permanente. El actual gobierno impuesto, al carecer del poder legítimo, afina (afirma) su vileza y ceguera: chorros verdeolivo en todo el territorio, con las consecuentes arbitrariedades y abusos propios de los milicos frente a los otros, las personas que no han dejado de serlo.

Más claro imposible, su "cruzada en contra del narcotráfico" está destinada a un fracaso inicuo y sonoro. En el mejor de los casos, se trata de un modo de ocultar lo verdaderamente preocupante para ellos: que la gente descontenta e inconforme -demasiada para su tranquilidad- se organice y exija lo imposible: gobiernos sin negligencia ni corrupción y justicia para todos. Ya sabemos, pero no nos cansaremos de sostenerlo, que el narcotráfico sólo desaparecerá si se elimina la ilegalizacióin de las sustancias (mercancías más en el mundo de las mercancías) con las que comercia. Ilegalización absurda por donde se le vea, impuesta no hace mucho (años 20 y 30 del siglo XX) por los timoratos y manipuladores gobiernos de los Estados Unidos.

Ya Oaxaca lo mostró y demostró, la gente cuando se cansa se mueve y solidariza frente al exceso de abusos y agravios del poder económico y político. Si se organiza, más allá de estructuras partidistas y organizaciones políticas tradicionales, por lo demás caducas, la gente puede jaquear (y hackear también) al Estado. Sabido que éste o responde de modo represivo y feroz o cede y realiza los cambios y reformas imprescindibles para una relación con los ciudadanos renovada y justa.

Si no, ya sabemos qué puede ocurrir. Los olvidados de siempre, más los lúcidos habituales, innumerables, luego de oprobio tras oprobio podrían alimentar una explosión que ningún ejército de 444 mil bestias pueda contener, aunque sí acicatear. (Cuando la turba se enciende ni la Bastilla resiste, ni Estados Unidos que esté a gusto.)

Pero basta, yo sólo quería hablarles de El violín (México: 2005) y vean lo regurgitado. Película de Francisco Vargas, egresado del CCC, notable en muchas de sus características. Hecha con parquedad de medios, conforma un relato cinematográfico formalmente sencillo, pero incisivo y claro en su discurso. Pese a gozar de reconocimiento internacional logró su exhibición -20 exiguas copias- en su país de origen año y medio después de haberlo hecho con éxito en París, Buenos Aires o Bogotá (¡!). Representa un típico e inocultable caso de censura económica, mediante pretextos falaces de parte de los distribuidores comerciales (no les convenía distribuirla por lo que pudieran decir los de arriba). Hasta que una empresa se "arriesgó" con la cantidad ya referida de copias.

¿A qué asistimos? Violencia de Estado en contra de campesinos. Milicos y sus métodos demasiado humanos de disuasión y represión. Guerrilla. Un violinista manco y viejo. Fotografiada en en blanco y negro, muestra cuadros de belleza reposada y sombría. Sin un referente geográfico particular, esta historia atemporal, ocurriría en cualquier lugar del orbe; las extrapolaciones y reflexiones en la cabeza de cada expectador. Y finalmente música suspendida cuando irrumpe toda la fuerza del Estado.

Disiento con Fernanda Solórzano Tazzer (Letrinas Libres, mayo 2007), antes certera y disfrutable reseñista de cine, al considerar que los reconocimientos obtenidos por dicha obra se debe casi exclusivamente a los temas tratados, "tan bien recibidos por la sensible crítica europea". En su comentario desdeñoso (de no más de diez líneas) obvia cualquier mención de la película en sí, sobretodo de su tratamiento, eficaz y sin maniqueísmos, de la militarización de un territorio y las respuestas del Estado frente a la disidencia, puntos centrales de este filme. Vaya, ni siquiera unas líneas a la relación músico-militar que redimensiona todo el relato, convirtiéndolo en un filme hábil e implacable, sin manipulación alguna.

Sin más, les extiendo una invitación solícita para que sea vista, gozada -como buena obra cinematográfica que es-, comentada y recomendada.