28 feb 2010

Escribir que no se puede escribir es como escribir que no se puede escribir porque no se puede escribir que no se puede escribir que no se puede escribir, etcétera.

Mal comienzo dirán, y tienen razón. Cada comienzo intuye su final. Así con el tiempo, así con la literatura.

Descubro que la noche me envuelve, me llama, gravito. He de dormir. Espero no soñar con palomas ahorcadas con el hilo de un papalote, como aquella tarde cuando (no) supe que no vendría.

Hoy te pienso. No volverás, tu mirada mira y es mirada por otras latitudes y encontrada por otras miradas. Cavilo, la cabeza retiembla. Los ojos palpitan, se cierran. Duelen.

A dormir, sin ti. Lo peor: sin mí.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

es de noche, me disputo entre cerrar los ojos adoloridos y dejar que el uevo dia entre por el sueño o bien esperar el sol vigilando cada segundo para no olvidar cada una de las razones que me hacen sentir, cada des-razón que me hace temer, cada lágrima y cada detalle que concluye en soledad... me han hecho bien tus palabras (Fuensanta79) jajajaja

12/6/10 03:53  

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