25 oct 2008


Vendrá y tendrá tus ojos


Lo soñé hoy y te recordé.
Hemos de morir sin nosotros, con la piel desgajada;
sin vértices ni manos coincidentes.
Sólo queda descubrirte ahí, imposible pero palpitante
como en este sueño mío de desencanto febril.
Caminabas, cabello suelto, largo,
y un par de labios se deleitaban larga,
acompasadamente.

Hoy que soñé contigo lo recuerdo:
la muerte vendrá y tendrá tus ojos
castaños casi negros, sólo tuyos.

Como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.

La muerte no viene, ya está aquí.
Nos mira, aguardando la grieta,
la herida en la que nos afanamos.

Vendrá y tendrá tus ojos.