1 dic 2006

OAXACA

¡Qué decir de Oaxaca?
¿Qué poder decir de Oaxaca?
¿Qué decir del corazón de México?
Cómo susurrar su nombre sin que se quiebren las hojas,
sin que el silencio se imponga.
El viento discurre por las calles vejadas, limpia apenas el aire intoxicado;
la cantera -que queda- es tallada para eliminar la sangre y borrar los pasos de miles de pies efusivos, para sorber el dolor de la ciudad ocupada. Las sombras se imponen, la iniquidad también. Detenciones extrajudiciales, linchamientos mediante radios ilegales gubernamentales, poli-milicos por todos lados, hienas ensoberbecidas, sedientas de hastío y venganza.

¿Cómo expresar Oaxaca de nuestros dolores? Advertir la Oaxaca hermana de San Salvador ayer y Santiago en los setenta. ¿Cómo abrasar nuestra impaciencia?
A pesar de todo, no hemos estado en Kandahar ni en Cisjordania. A pesar de todo, seguimos siendo iluminados por miles de soles, seguimos oliendo la piel de los otros. Oaxaca lacrimosa, Oaxaca implotada, Oaxaca promisoria, Oaxaca palpitante,
Oaxaca

Larga vida a Bagdad et Hiroshima, mon amour!



en la última noche de noviembre, en el primer día de diciembre

lucas lucas: oaxaco c{itrico