2 mar 2009

Primera parada: Beirut

Con un programa que no sorprendió a sus seguidores conspicuos, la agrupación gringa tocó con entusiasmo pero no durante un tiempo que los escuchas hubiéramos esperado largo. 90 minutos bastaron para despachar buena parte de su discografía pero sin completarla. Hubo versiones de Postcards from Italy o The Scenic World a las que en mi opinión les faltó la entega y reinvención debidas. En su segunda presentación en el país (la primera un día antes), Beirut corroboró su solvencia musical, pero mostró que del Río Bravo hacia el norte siguen viéndonos entre curiosidad antropológica y consumidores pasivos y acríticos de sus producciones culturales. Lo peor, la versión turística despistada de un Brazil Brazil... Mejor hubieran tocado una versión cotorra del Dios nunca muere que tanto dicen le sorprendió a Zach Condon para impulsarlo a conocer Oaxaca, el centro de Mesoamérica.


Segunda estación: Cat Power

El lunes por la noche otro concierto. Ahora fue la voz blusera, miel de cristal quebrado, de Chan Marshall. En esta ocasión, visitó México con ánimo rockero que la emparentó demasiado creo yo, a quien le debe mucho, a la realmente grande Polly Jean Harvey. Piezas algunas atmosféricas, otras emotivas, construyo un recorrido atípico por su discografía. Por suerte no recurrió a las canciones más conocidas (y esperadas por buena parte de los asistentes). Al final de su presentación lanzó flores blancas a sus seguidores. Conciso, condensado, elegante, digno concierto.


Tercera estación: Devendra Banhart y su Megapuss

Tercera noche en el altiplano. Teatro de la ciudad. Dos guitarristas hispanoparlantes en un breve pero macizo concierto presentaron al menos dos versiones memorables: Sound and Vision de David Bowie y Just Can't Get Enough de Depeche Mode, y sólo una pieza de Banhart solista, de su más reciente Smokey Rolls... Luego diré más.


Cine, cine, cine, que toda la vida es cine.
El resto de mis días han trascurrido viendo películas. He pasado tantas horas frente a una pantalla de cine como dormido, creo yo. Ver cine es soñar despierto, a veces te fascinas y otras te afrentas o otras más, muchas más te horrorizas y desesperas. Como la vida misma. Como los sueños.

salut au monde!