21 ene 2006

Olvidemos que existe el tiempo


Un diario no diario y no tan caro. Una bitácora apenas decidida. Meses corrieron antes de incursionar en esta lúdica actividad ubicada entre el ocio y el hábito. Esta suerte de divertimento contemporáneo con posibilidades múltiples que a penas acometo no me desvela. Tal vez, sólo revele lo prescindible de lo expresado, lo insufrible de lo vertido, la decepción de escribir a destiempo. (O sin Tiempo) En fin, intentemos olvidar el tiempo y fantasiemos con ser eternos.

En la búsqueda acompañémonos de lecturas febriles, de extravíos por la ciudad huida, de manos que nos desnuden y deslumbren, de ebullecentes cielos nocturnos; y lo básico: de la corriente eléctrica y del vasto y prolífico tiempo.

Ojalá.