8 jul 2011

Clausura

Ya no más. Después de cinco años de escritura intermitente he decidido cerrar este blog. Nos veremos en ninguna parte,  quizá en otro espacio, medio o intersección. Hasta pronto. Siempre es más clara otra voz a la propia, más sustancial, simplemente una voz que no es la solipsista, la conmiserativa, la vacía.

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Las letras se desmoronan con excesiva rapidez,
como vela de un culto
que no ha encontrado todavía su parentesco con la noche.

Habría que buscar una caligrafía más segura
o escribirlas con tintas de diferentes colores
o utilizar un medio más durable,
para que el sueño de la escritura no se desvanezca
como otro aparecido
en este cortejo ya demasiado frecuentado por fantasmas.

Habría que invocar otra razón de la escritura
o una nueva liturgia que la afirme
u otra forma del trazo,
una prolongación quizá de los secretos dibujos
que había en el origen de las cosas.

O tal vez sería oportuno cambiar la mano que escribe
y enseñarle a la otra mano nuevamente
el oficio del sueño de dibujar la voz,
el sueño de calcar la respiración ocultas de las cosas,
de los dioses, los hombres y las cosas.

Enseñarle a al otra mano este oficio incurable
que apenas sí ya nos pertenece,
porque se lo hemos contagiado al universo
y ya tdodo parece una escritura
o ya todo parece escribir.

¿Qué importa entonces si la otra mano
ya ni siquiera es nuestra?
Probablemente tampoco importaría
que nosotros mismos dejáramos de escribir.

Roberto Juarroz

De Undécima poesía vertical, Valencia, PreTextos, 1988.