11 jun 2008

Como medio de revaloración del mundo, les comparto Sirena (1997), cortometraje entrañable de Alexander Petrov, maestro ruso de los óleos y pastel animados. Aquí más información sobre su técnica y obra. A gozar y pensemos que la especia humana aún crea belleza.



8 jun 2008


Más de Eugenio Montejo, tres poemas del tiempo


El rezagado


Por estas calle ya pasó mi entierro
con sus patéticos discursos.
Liviano me llevaban
entre parientes desconocidos.

Una mujer al paso del cortejo
se detuvo a mirarlo
con insinuante azoramiento.
Supe después que era una sombra,
llevaba siglos bajo tierra.

Arriba, monologantes nubes,
acaso un lento avión en vuelo;
abajo, toses, ademanes
y lugares comunes.

Iba dormido e indeciso
en el último viaje.
Era mi despedida de este mundo,
la primera vez que me moría.

Hacia el fin del milenio,
de pronto quedé fuera de grupo,
rezagado, contemplando los árboles.
El entierro, sin mí, prosiguió rumbo
por las penumbras suburbiales.
Lo voy siguiendo ahora desde lejos,
al paso de los años.

De El azul de la tierra (1997).


El silenciario

Silencio, no se haga ruido ahora,
callemos todos un instante:
--está pasando el tiempo...
Frente a la ventana, dormido en sus ondas,
fluye sin tregua hacia más nunca,
sigue el declive terroso de la calle.
No lo despertemos,
si se desborda sus horas nos anegan
y la crecida se lleva los caminos,
los muertos regresan a sus casas,
gente que no ha nacido nos tutea,
nosotros mismos nos volvemos aire...
Silencio, que no haya un solo grito,
apartémosle gallos y campanas;
está soñando que cruza otras orillas,
que nunca graba en la piel de cada hombre
con hondos surcos el mapa de su viaje.

De Adiós al siglo XX (1992).


Yo soy mi río

Yo soy mi río, mi claro río que pasa
a tumbos en las piedras.
Me circundan las horas y las ondas,
no sé adónde me arrastran,
desconozco mi fin y mi comienzo,
voy cruzando mi cuerpo como el arco de un puente.

Las nubes me siguen por los campos
con cálido reflejos.
Entre los árboles derivo, entre los hombres;
sólo traje a la tierra este rumor
para cruzr el mundo,
le he sentido crecer al fondo de mis venas.

Estas voces que digo
han rodado por siglos puliéndose en sus aguas,
fuera del tiempo.
Son ecos de los muertos que me nombran
y me recorren como peces.

Yo soy mi río, mi claro río que pasa
y me lleva sin tregua.
Sé que existe un navío
que cruza mis espaldas;
palpo sus velas en mi sueño;
sigo la estela que deja en su camino,
pero no sé qué busca entre mi cauce
ni quién va a bordo
ni cuándo llegaremos.

De Alfabeto del mundo (1988).

6 jun 2008

Eugenio Montejo (1938-2008)

In memoriam

Aquí les transcribo un poema del escritor venezolano recién fenecido, poeta del tiempo y el canto sencillo. Abrazos y no olvidemos lo ineludible, no nos olvidemos.


Dura menos un hombre que una vela
pero la tierra prefiere su lumbre
para seguir el paso de los astros.
Dura menos que un árbol,
que una piedra,
se anochece ante el viento más leve,
con un soplo se apaga.
Dura menos un pájaro,
que un pez fuera del agua,
casi no tiene tiempo de nacer,
da unas vueltas al sol y se borra
entre las sombras de las horas
hasta que sus huesos en el polvo
se mezclan con el viento,
y sin embargo, cuando parte
siempre deja la tierra más clara.


De Muerte y memoria (1972).